agosto 25, 2025

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Verano e infidelidad; por qué aumentan las traiciones amorosas en los meses de calor, según la psicóloga Anabel Valencoso

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En los meses de verano se reciben en consulta hasta un 30% más de casos de infidelidad, generalmente en el rango de los 30 a 55 años, comenta Anabel Valencoso.

El verano no solo transforma nuestras rutinas; también remueve nuestras emociones más profundas. A medida que aumentan las temperaturas, también lo hace un fenómeno que cada año cobra mayor relevancia: las infidelidades en pareja.

Según diversos estudios y análisis realizados por profesionales de la salud mental, los meses de verano concentran hasta un 40 % más de episodios de infidelidad en comparación con otras épocas del año. Pero ¿qué factores lo provocan? ¿Y cómo se puede prevenir o incluso transformar esta etapa en una oportunidad de crecimiento para la relación?

Para comprender en profundidad este fenómeno, hemos conversado con Anabel Valencoso, psicóloga y terapeuta de parejas que nos ofrece una visión clara, realista y profesional sobre por qué el verano se convierte, cada año, en terreno fértil para las traiciones sentimentales.

El contexto emocional del verano

“El verano es una etapa de pausa laboral, pero también de exposición emocional”, señala Anabel Valencoso. “Las rutinas se interrumpen, las parejas pasan más tiempo juntas… o más tiempo separadas, lo que puede activar tanto tensiones como deseos no satisfechos. La libertad horaria, los viajes, el aumento de actividad social y el uso intensivo del móvil generan nuevas oportunidades y también nuevos riesgos”.

En su consulta, ubicada en Alicante, Anabel ha identificado un patrón recurrente: entre julio y septiembre, el número de pacientes que acuden tras descubrir una infidelidad o tras cometerla aumenta un 30 % respecto al resto del año. “No es casualidad”, afirma. “El verano expone las grietas que durante el invierno quedan enterradas bajo la rutina”.

Factores que aumentan la vulnerabilidad a la infidelidad

Valencoso explica que hay múltiples factores que intervienen en este fenómeno, tanto psicológicos como conductuales:

Desconexión emocional preexistente: “Las infidelidades no aparecen por arte de magia. En la mayoría de casos, hay una sensación sostenida de vacío, de falta de complicidad o de rutina afectiva que nunca se ha abordado”.

Idealización de lo externo: “Durante el verano, las redes sociales y la vida social generan una comparación constante. Las personas se ven más expuestas a la idea de que ‘allá afuera’ hay algo más emocionante, más nuevo, más vivo”.

Reivindicación individual: “Muchas personas, especialmente entre los 35 y los 55 años, atraviesan una etapa de revisión vital. El verano, al ofrecer espacio y tiempo, activa preguntas como: ‘¿Esto es todo?’ ‘¿Dónde quedó mi deseo?’ Y a veces, buscan respuestas fuera de la pareja”.

Cómo intervenir desde la psicología

Desde su gabinete en Alicante, Anabel Valencoso y su equipo trabajan con parejas que atraviesan crisis por infidelidad o que desean fortalecer su vínculo para prevenir situaciones de ruptura emocional.

“Lo primero que hacemos es desmitificar la infidelidad. No es un tema moral, sino relacional. Lo segundo es escuchar. Escuchar mucho. ¿Qué ha pasado? ¿Qué se ha roto? ¿Qué no se ha dicho?”, explica la especialista.

Para Valencoso, la intervención debe ser integral y personalizada. Algunas de las herramientas que utiliza en terapia incluyen:

Reconstrucción de confianza a través de la comunicación emocional

Terapia individual y de pareja para identificar necesidades ocultas

Dinámicas de reconexión vincular para recuperar la intimidad perdida

Psicoeducación sobre gestión del deseo y expectativas realistas

Recomendaciones para prevenir la crisis estival

Algunos de los consejos prácticos que debemos tener en cuenta para afrontar el verano con mayor conciencia afectiva, según los expertos, serían:

Hablar antes de las vacaciones: “Acordar cómo se van a vivir las vacaciones, qué expectativas tiene cada uno y qué límites no se deben cruzar”.

Buscar espacios personales y en pareja: “No todo el tiempo libre debe compartirse. Un equilibrio entre intimidad e individualidad es fundamental”.

Evitar la reactividad emocional: “Las discusiones por calor, cansancio o frustración no deben derivar en decisiones impulsivas o escapismos emocionales”.

Consultar con un profesional si hay señales de distancia: “Una terapia a tiempo puede prevenir una infidelidad. Esperar a que la bomba estalle suele ser tarde”.

Anabel Valencoso lo resume con una claridad que cala:

“La infidelidad no rompe la pareja; lo que la rompe es el silencio que la precede y la falta de sentido que la sigue”.

Para la psicóloga, el verano no es un villano, sino una etapa de revelación: lo que emerge en vacaciones muchas veces lleva tiempo gestándose en la sombra. “Cuando una pareja llega a consulta tras una infidelidad, la traición ya es el síntoma visible; nuestro trabajo consiste en explorar lo que llevaba tiempo sin ser mirado”, añade.

Así, mientras muchos asocian el verano con huida, deseo y ruptura, Valencoso propone resignificarlo como una oportunidad para reescribir la relación desde la honestidad. A veces, no se trata de salvar lo que fue, sino de atreverse a construir algo nuevo.