Ver bien, al alcance de todos
7 min readEl Gobierno anunció el pasado mes de enero que las gafas y lentillas estarán incluidas como prestaciones de la Seguridad Social. Todavía no se conoce la fecha exacta y tampoco es la primera vez que esta iniciativa se pone sobre la mesa, ya que en anteriores legislaturas ha habido otros intentos de sacarla adelante. De hecho, los ópticos-optometristas han reclamado durante mucho tiempo que ver bien es un derecho que debe estar al alcance de todos. Según la OMS, el 80 % de los casos de discapacidad visual podrían prevenirse. Para ello, es necesario aumentar el acceso a los servicios de atención oftalmológica mediante el fortalecimiento de los servicios públicos, especialmente, si se tiene en cuenta que los problemas de salud visual son hasta cuatro veces más frecuentes en personas con menos recursos.
En Europa, es una medida que entró en vigor hace ya unos años. Francia, por ejemplo, ofrece la posibilidad de que los mayores de 16 años renueven de forma gratuita sus gafas, con un límite de precio, cada dos años; Alemania, reembolsa el dinero a los menores de 18 años y las personas con discapacidad visual grave; y, en el caso de Reino Unido, el gobierno ofrece bonos para determinados colectivos.
Más allá de Europa
Fuera del continente europeo, destaca el caso de Ruanda, el primer país del tercer mundo en proporcionar atención oftalmológica universal para sus 12 millones de habitantes en 2018, gracias a la colaboración con Vision for a Nation (VFAN). El doctor Mackenzie, uno de los expertos en salud visual de VFAN explicó en su momento que las patologías visuales que no se tratan, sobre todo en mujeres, atrapan a las familias en un ciclo de pobreza. Por citar un ejemplo, mencionó el negocio de la selección de granos de café. “En Ruanda, es muy importante. Son las mujeres las que trabajan en esta industria y su supervivencia y la de su familia, depende de su capacidad para realizar este trabajo”. Cuando alcanzan los 45 años y comienzan a tener problemas para ver correctamente, no solo se resienten sus ojos, también lo hacen sus ingresos.
“Cuando la persona que mantiene a la familia ya no gana lo suficiente, la familia decide sacar a las niñas más jóvenes del colegio para que también trabajen en agricultura. De este modo no finalizan sus estudios y el círculo de la pobreza no hace más que retroalimentarse”, señaló. Por eso, más que nunca, cobra vital importancia que ver bien esté al alcance de todos y supone un desafío importante si tenemos en cuenta que 253 millones de personas en todo el mundo padecen una patología visual.
Los problemas de visión en España
Según el último libro blanco de la visión en España, estos son los datos más significativos:
El 55,3 % de los jóvenes de 18 a 34 y el 62,5 % de los universitarios de 17 a 27 años es miope.
Entre los más pequeños (6 a 12 años), el 5,9 %.
La tasa de prevalencia no deja de aumentar en graduación y número de afectados entre las generaciones de nativos digitales: en cinco años, el ratio es de -3 o -3,75 dioptrías para uno de cada diez.
Los expertos concluyen que, si no se hace nada para evitarlo, muchos de estos jóvenes (nativos digitales) superarán las tasas de riesgo (5 dioptrías de miopía).
Uno de cada cuatro jóvenes de 12 a 18 años afirma que no ve bien.
El 59 % de las familias no revisa a sus hijos porque no han manifestado quejas.
Dos de cada tres adolescentes han ido al dentista en 2023, mientras que solo uno de cada tres se ha sometido a una revisión visual.
Uno de cada tres menores (31%) podría tener un problema de visión no corregido, mientras que solo el 11,4 % de las familias llega a sospecharlo.
El 40 % de las personas con más de 8 dioptrías corre el riesgo de perder su visión debido a enfermedades de retina.
El 20 % de los casos de cataratas en pacientes más jóvenes sucede entre aquellos que tienen una alta miopía.
El 20 % de los pacientes con más de 15 dioptrías tendrá baja visión en su etapa adulta.
El 10 % de estos con más de 15 dioptrías puede terminar sufriendo ceguera.
El 60-70 % de los casos de desprendimiento de retina ocurre entre miopes altos con 40-60 años.
Alternativas para cuidar de la salud visual y reducir estas cifras
Además de las gafas, existen otras opciones más allá de los métodos tradicionales que es necesario dar a conocer, especialmente, para aquellas personas que les da miedo o no pueden operarse; niños o adolescentes que no se sientan cómodos con las gafas; o bien, jóvenes que necesitan frenar el avance de la miopía, pero para los que las gafas o lentillas convencionales suponen una limitación en su día a día ¿La solución en estos casos? Las lentes Orto K, también conocidas como lentillas pijama.
¿Cómo funcionan las lentes Orto K?
Están diseñadas exclusivamente (y con un diseño completamente personalizado) para ser utilizadas durante las horas de sueño. Mientras se duerme, la córnea se adapta a las lentes hasta corregir completamente la visión. Al despertar al día siguiente, el paciente puede retirar las lentillas y ver bien durante todo el día sin necesidad de gafas ni lentillas.
La libertad que aportan estas lentillas se convierte en la principal razón por la que se han convertido en el método de corrección visual favorito de los deportistas y cada vez más, el número de usuarios va en aumento. De hecho, ha ganado tanto protagonismo que según la última encuesta anual a profesionales International Contact Lens Prescribing2, el 22 % de todas las adaptaciones de lentes de contacto realizadas con material permeable a nivel mundial fueron de lentes Orto K. En países como Canadá, Italia y España ya han alcanzado valores superiores al 30%.
Las lentes Orto K, están especialmente indicadas para personas con una vida muy activa. Suelen prescribirse para miopías altas, en cuyo caso se diseñan con una lente especial; para miopías leves o moderadas, y para astigmatismo corneal de hasta 4 dioptrías. Además, a diferencia de la cirugía refractiva, adultos de cualquier edad y niños a partir de los seis años pueden utilizarlas.
El método 3 en 1 de las lentes Orto K
Para la Asociación Española de Optometristas, las lentes Orto K o lentillas pijama son el medio no invasivo más indicado para desacelerar la progresión de la miopía y otras patologías visuales en niños en edad escolar. La razón es que, cuando se aplica este tipo de tratamiento en un ojo aún en desarrollo, el desenfoque periférico que genera el moldeo disminuye el estímulo para el crecimiento axial del ojo que conlleva el aumento de la miopía. Es decir, con el uso de este tipo de lentes se puede llegar a corregir o reducir el aumento de la miopía. En el caso de la hipermetropía en adultos, se puede corregir entre 0,5 y 4 dioptrías.
Por otro lado, numerosos estudios han reportado que la Ortoqueratología es el único método seguro, eficaz y predecible que sirve para frenar el avance de la miopía cuando se aplica en niños con edades entre los 6 y los 8 años. A estas edades, prevenir el aumento del valor miópico se convierte en una prioridad adicional, por eso cada vez más padres recurren a las lentes Orto K a la hora de cuidar de la salud visual de sus hijos.
Aunque existen fármacos como la atropina para frenar la miopía, la Ortoqueratología se posiciona como el método óptico más seguro. Las últimas publicaciones al respecto presentan mejores resultados cuando se combinan ambos tratamientos. Por otro lado, según datos extraídos de una reciente encuesta en la que participaron cerca de 1.000 oftalmólogos nacionales e internacionales, la Orto K es la tercera opción de tratamiento óptico para el control de la miopía. El primer y segundo puesto lo ocupan las gafas tradicionales y las lentes progresivas, respectivamente. Y, en lo referente a lentes de contacto, la Orto K lidera el ranking.
Ahora que cuidar de la visión va a estar al alcance de todos, es importante dar a conocer todas las opciones disponibles para cuidar de la salud visual, sin tener que renunciar al estilo de vida. Para ampliar más información sobre las lentes Orto K o saber si son el método que mejor se adapta a las necesidades, es posible contactar con Avanlens.