junio 13, 2025

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No era obesidad, era lipedema; la opinión de Laura sobre su cirugía con la Dra. García-Dihinx

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Laura tiene 34 años y durante más de una década arrastró una culpa que no era suya.

En casa, en el médico y en el gimnasio, solían repetirle lo mismo: que dejara de comer “porquerías”, que hiciera más cardio. Que era simplemente grasa.

Sin embargo, su alimentación era saludable y su estilo de vida activo.

Simplemente tenía lipedema. Pero ¿Qué es lipedema?.

Cuando se culpa a una persona por estar enferma

Desde los 20 años, Laura notaba que algo no encajaba. Mientras el resto de su cuerpo respondía a dieta y ejercicio, sus piernas parecían hincharse más cuanto más lo intentaba. Dolor, sensación de pesadez, hematomas con solo rozarse, y esa forma irregular y desproporcionada que empezaba a obsesionarla.

“Era como si el cuerpo se burlara de ella”, explica al recordar cómo podía bajar una talla de pantalón y, al mismo tiempo, subir dos de muslo. Buscó ayuda médica, pero se encontró con indiferencia.

“Eso es celulitis.” “Es grasa localizada.” “Tienes sobrepeso.”

En las consultas no la escuchaban. Solo la juzgaban.

Aislamiento, vergüenza… y resignación

Durante años, Laura dejó de ir a la piscina. Evitaba los pantalones cortos, las faldas, los vestuarios. A veces ni quería salir de casa en verano. Sentía que todo el mundo le miraba las piernas. Pero lo peor no era el físico:

Era la sensación de estar rota y no tener derecho a quejarse.

Sentía dolor. A veces no podía ni subir escaleras. Pero no se atrevía a decirlo porque sabía que la respuesta sería siempre la misma: que hiciera dieta.

El día que leyó la palabra lipedema

Buscando en internet por pura desesperación, un día encontró una imagen. Era su cuerpo. Su forma. Su dolor.

Y debajo, una palabra que nunca había escuchado: lipedema.

Después de leer los síntomas, rompió a llorar, no de tristeza, sino de alivio. Por fin tenía sentido todo y por fin no era culpa suya.

Fue entonces cuando comenzó a leer opiniones sobre especialistas que realmente trataran esta enfermedad. Así fue como llegó a la Dra. García-Dihinx, cirujana de referencia en España en el tratamiento quirúrgico del lipedema.

La consulta que le cambió la vida

En su primera visita a la Clínica García-Dihinx, Laura entró con miedo… y salió llorando de emoción.

Ella por primera vez le escuchó y le explicó lo que le pasaba. La hizo sentir humana y no culpable.

La Dra. García-Dihinx le confirmó que sufría lipedema en grado II en piernas y rodillas, y que el tratamiento más eficaz en su caso era la liposucción WAL (asistida por agua), una técnica precisa, respetuosa con el sistema linfático y con resultados duraderos.

La cirugía: dolor y libertad

Laura se sometió a la operación con todos los nervios del mundo, pero convencida. El postoperatorio no fue sencillo: drenajes, faja compresiva, reposo…

Pero cada día que pasaba, le dolía menos el cuerpo… y mucho menos el alma.

Con el paso de los meses, su cuerpo cambió. Sus piernas dejaron de doler, de inflamarse, de pesar. Pero, sobre todo, Laura dejó de sentirse invisible.

Empezó a recuperar espacios que creía perdidos: subía escaleras sin ahogarse, salía a caminar sin planear dónde sentarse, se compraba ropa sin llorar en el probador.

Una nueva etapa: autoestima, movilidad y respeto

Hoy, Laura ha vuelto a clases de pilates. Salta charcos con su sobrina. Se pone vestidos que tenía guardados en el fondo del armario “por si algún día”.

Y lo más importante: ya no se siente culpable de existir.

No se operó para ser otra. Se operó para volver a ser ella. Para dejar de pedir perdón por algo que no era su culpa.

Ahora, cada vez que alguien le dice “te veo cambiada”, sonríe. Porque lo está. Por fuera y por dentro.

Una enfermedad poco conocida por médicos

La Dra. García-Dihinx insiste en que el lipedema sigue siendo infradiagnosticado:

“Muchas mujeres viven con esta enfermedad sin saberlo”. Lo peor es que se sienten culpables por los síntomas manifestados del lipedema. Pero el lipedema no se cura con dietas. Se trata con conocimiento, escucha y cirugía especializada.

Laura quiere que su historia sirva para que otras no esperen tanto.

Si lo hubiera sabido antes que padecía lipedema, se habría ahorrado años de dolor y vergüenza. Por eso lo cuenta. Porque si una sola mujer se reconoce en ella y pide ayuda, ya habrá valido la pena.

La presencia de síntomas como hinchazón, dolor en las piernas o acumulación de grasa que no mejora con dieta ni ejercicio podría indicar un caso de lipedema.

El tratamiento de lipedema en Zaragoza sirve para que los casos como el de Laura, puedan tratarse con profesionalidad, experiencia y respeto.