Medir el ROI en formación; un requisito para transformarla en ventaja competitiva
2 min read
Medir el retorno de la inversión (ROI) en formación corporativa se ha consolidado como una herramienta clave para las direcciones generales, financieras y de recursos humanos que buscan alinear sus políticas de talento con los objetivos del negocio. No basta con evaluar la satisfacción o la asistencia: es imprescindible demostrar con datos el impacto de la formación en productividad, eficiencia y fidelización.
De la estrategia al retorno: medir para transformar
El ROI en formación debe diseñarse desde la fase inicial del plan formativo y articularse en torno a objetivos medibles, vinculados a indicadores operativos y estratégicos, en tres niveles: corto plazo (aplicación del conocimiento), medio (mejora operativa) y largo (retención y sostenibilidad del cambio). “El ROI debe definirse antes de ejecutar cualquier acción formativa. Solo así puede alinearse con los retos reales de la empresa”, señala Juan Carlos Sánchez, director general de AdelantTa, consultora especializada en formación corporativa y externalización del área de desarrollo del talento.
En este sentido, datos de Fundae apuntan que una gestión formativa con criterios de impacto puede incrementar la productividad en un 18% y mejorar la fidelización del talento en un 25%.
Un modelo de evaluación con impacto empresarial
Desde AdelantTa apuestan por modelos integrales como su servicio HRO360º, que permiten externalizar por completo, entre otras áreas de Recursos Humanos, la gestión del plan de formación y desarrollo, desde el diagnóstico de necesidades hasta la medición del impacto.
Este enfoque incluye análisis de competencias, planificación operativa, gestión del crédito FUNDAE y seguimiento de los indicadores de éxito. “Evaluamos cada acción con métricas como la reducción de errores, la aceleración de la curva de aprendizaje o la mejora en ratios de eficiencia. De esta forma, las direcciones generales y financieras pueden visualizar el retorno tangible de su inversión”, apunta Vanesa Velasco, directora de operaciones de la firma.
Por tanto, externalizar el área de formación y desarrollo con un partner especializado permite a las empresas no solo optimizar recursos, sino también garantizar una trazabilidad completa del proceso y resultados alineados con la estrategia corporativa.
En un escenario donde el talento es un factor diferencial, las organizaciones que gestionan su formación como una inversión estratégica y exigen resultados medibles están transformando sus capacidades internas en ventaja competitiva.