La clave para el éxito de los hijos no está en los libros, ¡sino en sus emociones!
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Hablar de inteligencia emocional en los niños está de moda y no ha dejado de ser uno de los temas más comentados en debates y programas de educación durante los últimos años. Sin embargo, ¿a qué se hace referencia exactamente cuando se habla de inteligencia emocional?
Cada vez gana más importancia en la sociedad la capacidad de reconocer, comprender, gestionar y expresar emociones de manera adecuada, así como interpretar los sentimientos de los demás. Esto es a lo que los expertos denominan inteligencia emocional. En otras palabras, ser consciente de las emociones propias y ajenas y aprender a responder de forma equilibrada en distintas situaciones.
Fomentar este tipo de inteligencia desde una edad temprana aporta numerosos beneficios, especialmente en el ámbito del desarrollo social y emocional. Esto se debe a que ayuda a fortalecer el autoconocimiento, permitiendo que los niños identifiquen y comprendan sus propios sentimientos; mejora el autocontrol al aprender a regular sus emociones; favorece la empatía al ponerse en el lugar de los demás, y potencia sus habilidades sociales, facilitando la construcción de relaciones interpersonales saludables.
“Aquellos adolescentes que han aprendido a gestionar sus emociones desde pequeños les es mucho más fácil establecer relaciones de calidad, resolver problemas de manera más pacífica y tener una comunicación más efectiva con otros”, asegura Eva Jiménez, School Counselor de Casvi International American School.
¿Por qué es tan importante que los niños aprendan a gestionar sus emociones?
Según Daniel Goleman, autor del libro ‘La Inteligencia Emocional’, este tipo de inteligencia se fundamenta en cinco pilares esenciales. El experto sostiene que el éxito en la vida no solo depende del coeficiente intelectual, sino también del desarrollo emocional, que permite afrontar desafíos con mayor equilibrio.
Desde una perspectiva psicológica y educativa, diversos especialistas, como los de Ivane Salud, destacan las ventajas de fomentar la inteligencia emocional en los niños:
Mayor habilidad para identificar, comprender y expresar sus emociones de manera saludable.
Disminución de rabietas y comportamientos impulsivos.
Desarrollo de una comunicación más asertiva y efectiva.
Mayor capacidad de resiliencia y resolución de conflictos.
Reducción de conductas impulsivas, adicciones o tendencias autodestructivas.
Fomento de la empatía, contribuyendo a disminuir situaciones de acoso escolar.
Por lo tanto, es indiscutible el impacto positivo que la correcta gestión de emociones puede provocar en los niños.
¿Qué se hace en los colegios?
Desde los primeros años de vida, la familia y el entorno escolar desempeñan un papel fundamental en la formación emocional de los pequeños. La inteligencia emocional les permite afrontar los desafíos diarios de manera positiva, reduciendo la frustración, el estrés y la ansiedad tanto en la infancia como en etapas posteriores.
Este aprendizaje se adquiere progresivamente a través de las experiencias vividas en casa y en el colegio. Los niños tienden a imitar el comportamiento de sus referentes adultos, por lo que es esencial que padres y educadores sean modelos positivos en la gestión emocional. Es clave fomentar un ambiente donde se practique la comunicación abierta y la escucha activa, permitiendo que los niños se sientan comprendidos y aprendan a expresar sus emociones de manera adecuada.
En colegios como la escuela infantil americana, Casvi International American School, dan una gran importancia a la educación emocional desde las primeras etapas. Desde el primer año de vida, los educadores trabajan con los niños para que comprendan sus emociones y aprendan a gestionarlas de manera adecuada. Para ello, en sus aulas cuentan con el “rincón de la calma”, un espacio diseñado para que los pequeños puedan acudir cuando necesiten relajarse y recuperar el equilibrio emocional antes de regresar a sus actividades diarias.