septiembre 16, 2025

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Can Corda ofrece alojamientos de estilo mediterráneo en el entorno natural de Es Cap de Barbaria

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La imagen más reconocible de Formentera suele evocar calas escondidas, caminos polvorientos entre sabinas y un mar que se funde con el cielo en tonalidades turquesa. Sin embargo, más allá de su belleza inmediata, la isla guarda espacios donde la arquitectura tradicional se funde con la calma absoluta del entorno. Allí, en Es Cap de Barbaria, emerge una propuesta que reinterpreta la vida isleña desde la autenticidad y el equilibrio.

Can Corda ofrece una experiencia que combina confort, privacidad y respeto por el paisaje en un conjunto exclusivo de casas vacacionales en Formentera. Un concepto pensado para quienes desean conocer la isla desde su cara más genuina, sin artificios ni distracciones, en armonía con la tierra que pisan.

Arquitectura mediterránea en un enclave de sabinas y pinares

Situadas en la zona suroeste de la isla, las casas de Can Corda presentan una arquitectura sobria y atemporal, con muros de piedra, techos planos, paredes encaladas y detalles en madera que mantienen viva la estética isleña. Estas viviendas, cinco en total —Casita, Piedra, Romero, Lavanda y Santolina— se encuentran completamente integradas en el paisaje natural de Es Cap de Barbaria, accesibles a través de un camino asfaltado que discurre entre pinares y sabinas, el árbol tradicional de la isla.

Cada una de las casas ofrece una propuesta distinta, adaptándose a diferentes necesidades de capacidad y distribución, pero manteniendo una línea común en cuanto a equipamiento y diseño. Cocinas totalmente equipadas, salones amplios, dormitorios luminosos, piscina privada, porche con barbacoa, sistema de seguridad y conexión a internet conforman la base de cada alojamiento.

Todo ello, orientado a ofrecer una estancia funcional y confortable, sin perder el espíritu mediterráneo que caracteriza a cada espacio.

Herencia familiar y turismo en clave de tranquilidad

Can Corda no surge como un proyecto turístico convencional. La historia de estas viviendas se remonta a principios del siglo XX, cuando Esperanza y Damián, abuelos de los actuales propietarios, vivían en estas tierras, dedicados a la agricultura. Fueron testigos de la llegada de los primeros visitantes a Es Cap de Barbaria, atraídos por su atmósfera tranquila y su aislamiento natural.

Hoy, más de un siglo después, sus nietos han transformado aquellas casas familiares en alojamientos turísticos, dando lugar a un conjunto de casas vacacionales en Formentera que mantiene el alma del lugar intacta. El proyecto, desarrollado con sensibilidad por el entorno y coherencia con las raíces familiares, ofrece una alternativa a los modelos turísticos masificados, poniendo en valor la vida pausada y el contacto directo con la naturaleza.

A pocos kilómetros se encuentran Sant Francesc, capital de la isla, y Cala Saona, una playa de arena rodeada de acantilados que conserva toda la belleza virgen del litoral suroccidental. La ubicación estratégica permite disfrutar del paisaje, descubrir enclaves históricos como el faro de Cap de Barbaria y explorar sin prisa el verdadero carácter de la isla.

Can Corda continúa consolidando su propuesta como un lugar donde el tiempo se detiene, la naturaleza marca el ritmo y la arquitectura se convierte en vehículo de contemplación. Una invitación al descanso en su sentido más esencial.